Jóvenes ocultos (1987)

La propuesta original de Jóvenes Ocultos era mucho más infantil, entroncando con Los Goonies de Richard Donner, quien debía ponerse también tras las cámaras de esta. La pre-producción se alargó mucho en el tiempo, y Donner lo abandonó para encargarse de Arma Letal, con lo que el proyecto fue a parar a manos de Joel Schumacher. El director había tenido bastante éxito con su anterior película, St. Elmo, punto de encuentro (St. Elmo’s fire, 1985), que junto con El club de los Cinco (The beakfast club, 1985) conforma los pilares fundamentales de lo que se conoce como cine del brat pack. Schumacher decidió, con muy buen criterio, llevar el guion de Jóvenes ocultos a ese género post-adolescente que ya había demostrado dominar. Otro de los aciertos del film es la mezcla de géneros entre horror y comedia. Schumacher volvía locos a los productores con este asunto, llegando a temer en más de una ocasión que le arrebataran el proyecto de las manos. Dos años antes, tenemos un par de referentes con las también vampíricas Noche de Miedo (Fright Night, 1985) y Vamp (1986), aunque para ser justos, tanto estas dos como Jóvenes ocultos, son realmente deudoras de la clase de comedia terrorífica que Landis propuso en Un hombre lobo americano en Londres (An American Werewolf in London, 1981).

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